Fotografío niños (una niña)
(Y a quien le pique, que se rasque) Hacía montones de años que no fotografiaba niños, desde que, siendo joven, ayudaba esporádicamente a una fotógrafa profesional a quien esto de los niños no se le daba muy bien. La verdad es que no lo hacía mal y había hecho algunos trabajos que lamento no conservar; pero eran niños posando, era un tipo de fotografía domiciliaria, hoy en desuso, y las madres habían preparado a conciencia a sus retoños. Como tampoco es que la fotografía de niños fuera mi tema predilecto, y menos con tanto posado y tanto repeinado, no volví sobre el asunto, sobre todo a medida que se acercaban estos tiempos en que el número de gilipollas tiende a infinito y si te acercas a menos de cien metros de un niño con una cámara -aunque el jodido niño te importe tres pimientos y lo que quieras fotografiar sea otra cosa- te arriesgas a un conflicto . A los niños, quien mejor puede fotografiarlos es Herodes, al menos en lo que a mí respecta. Pero la carne es débil y la del abuelo